De aquí en adelante, estaré compartiendo mis opiniones respecto a temas de mercadotecnia, comunicación e imagen. Inicio con una exclusiva, con un tema que he visto desde diversas aristas y es por ello que considero se vuelve un foco obligado de estudio.
INEGI el órgano más importante en materia de estadística de nuestro país, ha manifestado en diversos foros, entrevistas y posturas oficiales, la dificultad que posee para entregar un perfil exacto de la clase media mexicana. Sin bien es cierto que para detallar el sector poblacional en pobreza, existen estudios y tratados, la triste realidad es que les genera conflicto el tener que definir el “jamón” en el sándwich socioeconómico.
Según la revista Expansión en sus contenidos de octubre del 2015, son 13 millones los que integran la clase media en nuestro país, dicha información es respaldada por el 6to Informe Global de Riqueza, elaborado por Credit Suisse Research Institute, esta misma entidad, asegura que la clase media ha aumentado más del 80% desde el año 2000.
Usted sabe que en materia de cifras es mejor tomar solamente algunas para no quedar hecho nudos, para muestra, lo que aseveró El Financiero en el 2014, pues según un artículo publicado en octubre, asegura que el 25% de la población de México cabe perfectamente en la clase media.
Entre aumentos, inconcistencias y otras coicidencias muy pronuciadas, la clase promedio se encuentra en una buena etapa, además, lo que si cuadra es la que encontré investigando sobre este tema (con la finalidad de sustentar el artículo) pues me percaté que es un tema de estudio de agenda prioritaria para instituciones tan importantes como lo es el Banco Mundial, el cual, en las últimas fechas ha realizado varios estudios relacionados a la movilidad económica en los países latinoamericanos. De manera muy particular en relación al engrosamiento de la clase media en economías emergentes.
Por medio del arte exlcusiva y muy comercial, hemos visto como la media se acepto como tal, ya sea en la decoración de interiores, las propuestas cinematográficas, la ropa y accesorios, incluso las series televisivas y los videos músicales de los artistas del momento, evidencian el apogeo de una clase social, que por muchos años centraba su discurso en el futuro y no en el disfrute del presente, como actualmente lo abandera.
¿Qué tiene que ver la clase socio-económica con la navidad? O mejor dicho, con el marketing. Tiene muchísimo que ver, práticamente si me encomendaran realizar un programa de estudios, el primer tema sería segmentación. Es de ahí que todo parte, es la aguja en el pajar o la piedra angular, es practicamente un oráculo que poco tiene que ver con adivinación, su sentido apela más bien a la interpretación, y es ahí donde esta lo sabroso.
Al ver los grupos, los perfiles de las personas que los integran, sus repeticiones y los valores que los mueven, entendemos el verdadero significado de hacer mercadotecnia, pues comprendemos, que prácticamente nuestra función es la de ser traductores de vida, de sueños y de metas.
La clase media es un ejemplo que me gusta abordar, quizas porque yo pertenezco a ese grueso de la población que tiene que hacer malabares para salir adelante. Afortunadamente, me tocó ser de esos jovenes que trabajan y estudian para pagar su universidad, festejé muchos cumpleaños en casa con mobiliario rentado, me tocó pedir prestado un nintendo para jugar o ir a la casa de un compañero que si tenia computadora para hacer la tarea, luego invitarlos a la mía para ver tele en pantalla “grandota”. Lo anterior parece desolador para las nuevas generaciones, sin embargo, las experiencias de resolver y de compartir, son algo que solamente se aprende viviendo entre azul y buenas noches.
De ahí la importancia de la propuesta de mercadotecnia hipsteriana de nuestros días, pues son muchos jóvenes como yo, los que entendemos que existen segmentos atendidos por marcas de las cuales nos gustaría ser directores por su prestigio (BMW, Zara, Palacio de Hierro), pero que nos aferramos a trabajar para ideas y marcas más apegadas a segmentos cotidianos, tal vez por añoranza, por las ganas de regeneración social o por simple moda, son cada vez más los que se entregan a proyectos, empresas e instituciones que atiendan a este sector poblacional tan importante y con crecimiento tan acelerado. Mismo segmento del que cabe resaltar, existen multiples matices, además de clase media baja y alta, pues influyen otros factores para las mezclas y subcategorías, como escolaridad, nivel de ingresos, lugar de residencia, accesos a servicios, por citar los más recurrentes.
En mi juventud los muebles de mi recamara era un Frankeinstein, el ropero que le sobró a un tío, el buró de la abuela, una cama que se quedó huerfana y terminó en mi poder. Honestamente me parecía bastante fea, hasta que llegó la moda de juntar cosas que no tienen tanta logica, aderezarlo con detalles como cachivaches que compras en los viajes y voilà, una habitación que cuenta con el amor y desprendimiento de muchas personas, se convierte practicamente una sala temporal de un museo muy contemporáneo.
El anterior párrafo relata la magia con la que la clase media vive, sacándole partido a lo que tiene, interesándose en sorterar los obstáculos del día a día y pensando que lo que define a un emparedado es lo que contiene en medio, por tanto, como mercas o agentes de cambio, es nuestra tarea, darle sentido a este segmento, pues como vemos, es un jamón cada vez más grueso.
Publicado en: http://amazingpeoplemexico.com/articulos/32/el-s??ndwich-social-con-mercadotecnia