Todos tenemos derecho a una segunda oportunidad, pero la realidad es que no todos hacemos méritos para que esa oportunidad se dé, es más, parece que nos negamos la posibilidad arraigándonos a los hábitos y paradigmas que tomamos como salvavidas.
Otro punto es que hablar de «segundas oportunidades» en la actualidad es un tema con muchas perspectivas, pues como nunca antes en la historia de la humanidad, vivimos inmersos en el daño público como un modo de vida, por tanto, después de aniquilar a un individuo por medio de una de sus debilidades, parece imposible retomar el camino o salir de ese sistema caníbal.
No solamente las personas expuestas son las que se enfrentan al repudio, a la discriminación e incluso a cuadros depresivos, me ha tocado convivir con personas que han pasado por severas crisis, por tanto sus familias, amigos, compañeros de trabajo, vecinos, metiches y amigos de los amigos, son afectados, pues el efecto es radioactivo, acaba con lo que tiene a su paso.
El primer punto es reconocer que no hay marcha atrás, que lo hecho, hecho está. Es el paso con mayor dolor, pues desafía la sobrevivencia, cuando cruzamos ese punzante umbral quisiéramos haber tomado otras decisiones en el pasado, pero el daño está hecho y la manera más inteligente de afrontarlo es aceptando la necesidad de salir de este escalón, para entonces tener la oportunidad de ir a otro nivel. Como dicen “no se puede tomar algo nuevo con las manos ocupadas”, lo mismo sucede con la mente.
Una parte importante es redefinir el rumbo, pues aun en las derrotas y exhibiciones sociales más difíciles, la postura que se construya y se siga, es la que dictará la ventaja que le tomamos. En este apartado debemos de trabajar en el discurso que usaremos, el cual debe ser una respuesta espontanea y clara, lo que tiene pose y es rebuscado, termina por asfixiar al emisor y al receptor.
Para hacer alusión a esas formulas de imagen pública relativas a la reputación, es una tarea importante alinear lo que se dice con acciones que soporten tal hecho. Por ejemplo, después de una disculpa por una borrachera épica con daños colaterales, lo primero que se debe adoptar son hábitos saludables, terapias y actividades moderadas, de la mano de apariciones sociales más familiares que fiesteras, obviamente.
Todo tiene solución, menos la doble moral o los discursos duales, si es su deseo reinventarse o apoyar a alguien en lograrlo, tiene que poner su voluntad en disposición de cambiar ciertas conductas, tiene que concebir una postura abierta y energética, pues ninguna batalla compleja se gana con las mismas estrategias gastadas.
Las desgracias y las crisis suceden para retarnos, para demostrarnos el tipo de madera de la que estamos hechos. Como suelo decir “las veces necesarias iniciaré desde cero, pues no tengo nada que esconder, nada por lo cual sentirme apenado y mucho por lo que sentirme con ánimos de continuar. Camino de frente ganándome el espacio por el que piso”.
Publicado en: http://amazingpeoplemexico.com/articulos/94/el-poder-de-reinvertarnos